Investigadores de Alemania hallan restos de estructuras defensivas descritas por Julio César.

A Julio César lo recuerda la historia por transitar a Roma de un modelo republicano a un imperio, conquistar la actual Francia y derrotar a Pompeyo en la guerra civil, entre otras hazañas. Además, relató sus hazañas militares en libros que son elogiados en el estudio del latín por su estilo funcional.

Un equipo de arqueólogos de la Universidad Goethe, en Alemania, encontró restos de estructuras descritas por Julio César como mecanismos defensivos para la confrontación militar.

Las defensas identificadas corresponden a las descritas por Julio César en su narración sobre la Guerra de las Galias y utilizadas para proteger a las legiones romanas durante el sitio de Alesia, que derivó en la derrota de la resistencia y la incorporación de este territorio a Roma. Se trata de un espacio que comprendía las actuales Francia y Bélgica junto con parte de Holanda, al sur del río Rin.

En el año 52 antes de nuestra era, hacia el final del conflicto, Julio César estableció un sistema engañoso de vallas y torres para proteger a sus elementos militares ante el Ejército de Alesa, en un proceso de confrontación que fue definitorio para la guerra y derivó en el sometimiento de los pueblos galos a Roma.

El episodio fue narrado por el propio Julio César en su obra Comentarios sobre la guerra de la Galia, y desde el siglo XIX los especialistas en arqueología habían hecho excavaciones en busca de vestigios de la confrontación militar.

Desde el siglo XIX, los arqueólogos realizan excavaciones en la zona de Bad Ems, situada a medio camino entre las actuales ciudades alemanas de Bonn y Maguncia, en la antigua frontera septentrional del Imperio Romano.

En 2016, se descubrió en el lugar un campamento romano, rodeado por un doble foso y los restos de unas 40 torres de vigilancia de madera, en una superficie de ocho hectáreas, donde hace un siglo se desenterró mineral de plata procesado junto con cimientos de muros, según el portal LiveScience. Este año, un equipo de estudiantes, dirigido por Frederic Auth, desenterró clavos de madera conservados y una moneda del año 43 de nuestra era.

Estos vestigios permitieron identificar que la primera línea de defensa identificada formaba parte de un sistema de fortificaciones vigente en el año 110 de nuestra era y que fue descrito por Julio César. Su propósito era utilizar la menor cantidad posible de soldados para resguardar el campamento, apoyados por troncos de árbol gruesos y atrincherados y por palos puntiagudos que hostilizaran a los galos.

El resto de elementos que componen el campamento conocido fueron fortificados para defender la frontera norte del imperio romano de las que consideraban incursiones bárbaras en su territorio y se mantiene como un ejemplo visible de la supervivencia de las fortificaciones descritas por el responsable político de la transición de la república al imperio.

Imagen de portada: Cortesía KBYO biological

FUENTE RESPONSABLE: Sputnik Mundo. 6 de marzo 2024

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Jerash: La ciudad del imperio romano mejor conservada del mundo tras Pompeya.

IMPERIO ROMANO

Jerash es la segunda ciudad mejor conservada del Imperio Romano después de Pompeya. A día de hoy, su estado de conservación sigue generando un gran interés por parte de los turistas. Tan solo 70 años después de ser redescubierta tras un terremoto que la dejó enterrada, desde Viajestic te contamos más sobre esta antigua ciudad.

La violenta erupción del volcán Vesubio dejó a la ciudad de Pompeya completamente cubierta por lava en el año 79. No fue hasta el año 1.748 cuando se descubriría la historia de la ciudad perdida, siendo hoy considerada la ciudad del Imperio Romano mejor conservada hasta la fecha.

Lo que pocos conocen es, que Pompeya no es la única ciudad del Imperio Romano mejor conservada. Aunque no tenga el mérito de haber sido cubierta por lava, ni la misma popularidad turística que esta ciudad, esta localidad de Jordania que te contamos a continuación te sorprenderá por su óptimo estado de conservación. Se trata de Jerash y es considerada como la segunda ciudad mejor conservada del Imperio Romano, después de Pompeya.

Tan solo a 50 kilómetros de la capital del país, (45 minutos de Amán), fue una de las ciudades más importantes del Imperio Romano. Además, se trata de uno de los lugares más emblemáticos de Jordania. A día de hoy, algunos la llaman La Pompeya de Jordania, por lo que les une.

El mayor apogeo de la localidad se dio en el siglo III con 20.000 habitantes. Sin embargo, el terremoto que se dio después en el año 746 provocó la pérdida de la ciudad durante más de 10 siglos. Hasta hace 70 años no comenzaron las excavaciones para su recuperación, de la que se estima que solo se ha encontrado menos de un 30%. No obstante, los habitantes disponían de 100 hectáreas, con instalaciones bastante privilegiadas para la época, como escuelas, baños termales, teatros, etc. Desde Viajestic te contamos sobre los monumentos más importantes de Jerash:

Arco Adriano

La importancia de la localidad conllevó a que el emperador Adriano instaurara este gran arco de 11 metros a la entrada de la ciudad.

Hipódromo

Era el lugar preferido para las celebraciones. Tenía una capacidad de hasta 15.000 espectadores, casi toda la población de la urbe. A día de hoy, casi no queda nada de él.

Plaza Oval

Es el foro de la población y el lugar donde se distribuían las principales vías. Es una de las plazas más grandes del Imperio Romano.

Cardo Maximus

Conectaba las puertas norte y sur del núcleo urbano, atravesando la Plaza Oval.

Teatro Máximo

Aunque este teatro solo podía albergar 5.000 personas, está mejor conservado.

Imagen de portada: Ruinas de Jerash. Adobe Istock.

FUENTE RESPONSABLE: Viajestic. Por Nicolás Moreno. 27 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arqueología/Historia Antigua/Imperio Romano/Jordania.

Las ‘Ciudades Muertas’, 700 asentamientos de la Antigüedad y el periodo Bizantino en el norte de Siria que fueron abandonados al mismo tiempo hace más de 1.000 años.

En el noroeste de Siria, al oeste de la ciudad de Alepo y lindando con la frontera turca, se extiende el Macizo Calcáreo, una serie de tres cadenas montañosas de 400 a 500 metros de altitud media con llanuras interiores que se extienden unos 5.500 kilómetros cuadrados.

La zona causó una fuerte sensación de asombro cuando empezó a ser explorada por occidentales a mediados del siglo XIX. La razón es que está plagada de asentamientos en ruinas que datan de la Antigüedad y del Imperio Bizantino, y que fueron abandonados prácticamente al mismo tiempo, entre los siglos IX y X. Se han contado hasta 700 pueblos y ciudades de época romana tardía y bizantina temprana distribuidos por todo el Macizo.

Las primeras investigaciones de los yacimientos fueron realizadas en la década de 1860 por Melchior de Vogüé, arqueólogo y diplomático francés, cuyos estudios se publicaron junto con dibujos del arquitecto Edmond Duthoit, que le acompañó en los trabajos. Posteriormente la Universidad de Princeton y el Instituto Arqueológico Francés realizarían excavaciones y obras de restauración en algunos de los edificios.

Mapa de localización de las Ciudades Muertas | foto Lencer en Wikimedia Commons

Hoy a ese impresionante grupo de asentamientos antiguos se le conoce con el nombre de Ciudades Muertas, un término que fue acuñado por Joseph Mattern tras un viaje realizado a finales de la década de 1930. La mayoría de los pueblos y ciudades se desarrollaron a partir del siglo I d.C. y estuvieron habitados hasta el siglo VII d.C.

Basaban su economía en el cultivo, la producción y la comercialización de aceitunas, vino y grano. Se conservan entre las ruinas cientos de prensas de aceite de la época bizantina. Abrevaderos de piedra, conservados en gran número en las casas, indican la cría de vacas, ovejas y caballos.

Prensa de aceite en Serjilla | foto Bernard Gagnon en Wikimedia Commons

Sus habitantes eran principalmente de habla griega y cada asentamiento se estructuraba en torno a una gran villa, rodeada de edificios públicos e iglesias construidas en piedra caliza a partir del siglo IV, cuando se van convirtiendo gradualmente al cristianismo.

Los terratenientes ejercían una especie de dominio feudal sobre los campesinos y los arrendatarios. Existía una forma especial de contrato por la que los campesinos se comprometían a trabajar los campos u olivares durante varios años y, a cambio, recibían en propiedad la mitad de la superficie cultivada. Ello hizo que las propiedades se fueran dividiendo cada vez en parcelas más pequeñas.

De todas ellas las ciudades más grandes eran Kapropera (hoy llamada Al-Bara, y en la que hay dos tumbas piramidales), Telanissos (actual Deir Seman) y Kaprobarada (hoy Brad). El resto eran pueblos, más grandes o más pequeños. Aun así, incluso los asentamientos con menos de 50 casas contaron con una iglesia o un complejo monástico. La época de mayor esplendor, de la que datan la mayoría de los restos de edificios conservados, se sitúa entre los siglo IV y VII d.C.

El monasterio de San Simeón en Qal’at Sim’an | foto Bernard Gagnon en Wikimedia Commons

La inscripción más antigua que se ha encontrado data del año 73 d.C. y fue hallada en la localidad llamada Refade. En ese mismo lugar todavía es visible hoy una torre del siglo VI de entre ocho y nueve metros del altura. La función de estas casas torre, de las que se han conservado más en otras de las Ciudades Muertas, tanto dentro como fuera de las aldeas, no está del todo clara. Se cree que pudieron tener una función defensiva, o bien ser lugares de retiro de los seguidores de Simeón el estilita, cuyo monasterio se encontraba en las cercanías.

No obstante, las ciudades se diferencian de las romanas en que no tienen un trazado sistemático y regular, sino que crecieron al azar sin una estructura ordenada. Faltan en ellas los lugares de reunión urbanos como el ágora y edificios culturales como anfiteatros, hipódromos, etc. La mayor parte de los edificios son viviendas, que se diferencian de los edificios públicos por los elementos decorativos.

Vista de Jerada y una de las torres conservadas | foto Bertramz en Wikimedia Commons

Sí existían termas y baños públicos, alojamientos para viajeros y posadas, ya que la zona recibía numerosos peregrinos que acudían atraídos por los lugares que había frecuentado San Simeón.

Ni la conquista sasánida en 573 por Cosroes I, ni la posterior conquista árabe durante la primera mitad del siglo VII supusieron la destrucción de los asentamientos. Sin embargo, se inició un declive económico y un éxodo gradual que duraría varias generaciones, sin que se sepan las razones exactas. Ello llevaría a la despoblación y el abandono completo de pueblos y ciudades en el siglo VIII. Solo unos pocos lugares siguieron habitados hasta el siglo X.

Algunos investigadores creen que pudo ser debido a la disminución de la demanda de aceite de oliva en las rutas comerciales, ya que se sustituyó por la cera como combustible para lámparas. Otros indican que, tras la conquista árabe, había nuevas tierras cultivables disponibles en las llanuras del este, donde las condiciones de vida eran más fáciles, y la mayoría decidió emigrar allí.

Tumba piramidal en Dana | foto Frank Kidner/Dumbarton Oaks en Wikimedia Commons

Entre las localidades incluidas en el conjunto de las Ciudades Muertas se encuentran, además de las ya mencionadas, Fafertin (con la iglesia más antigua del norte de Siria, del año 372 d.C.), Qal’at Sim’an (el monasterio de San Simeón), Meghara (actual M’rara, con tumbas rupestres romanas), Karab Shams (conserva una antigua basílica del siglo IV), Kaleta (conserva un castillo construido sobre un templo romano), Barjaka (o Burj Suleiman, con una torre-vivienda), Sheikh Suleiman (tres iglesias y otra torre), Kafr Nabo (con un asentamiento asirio del siglo IX a.C., un templo romano convertido en iglesia y varios edificios residenciales), y Kimar (varias iglesias, torres y cisternas).

De especial interés son Ain Dara (con un templo hitita de la Edad del Hierro, de entre los siglos X y VIII a.C.), Cyrrhus (fundada por Seleuco I Nicátor, uno de los generales de Alejandro Magno, hacia 300 a.C., con la iglesia de San Cosme y San Damián, un anfiteatro y dos puentes romanos) y Serjilla, una de las ciudades o pueblos mejor conservados, de fundación tardía alrededor del año 473 d.C., a la que se apodó como la Pompeya cristiana.

Restos del templo hitita de Ain Dara | foto Odilia en Wikimedia Commons

Más recientemente, muchas de estas ciudades muertas han sufrido daños por causa de la guerra civil siria, que ha dañado o destruido completamente los restos que quedaban en pie.

Es el caso de Kaprobarada (Brad) y su catedral de Julianos, construida entre 399 y 402 d.C.

Y por desgracia, justo en el momento de escribir estas líneas, un terremoto de intensidad 8 ha asolado la zona a ambos lados de la frontera, con gran pérdida de vidas. No es la primera vez, pues ahí convergen hasta cuatro placas tectónicas.

El anfiteatro de Cyrrhus | foto Bertramz en Wikimedia Commons


Fuentes: Ancient Villages of Northern Syria (UNESCO) | Thomas S. Burns, John W. Eadie, Urban Centers and Rural Contexts in Late Antiquity | Kevin Butcher, Roman Syria and the Near East | Wikipedia

Imagen de portada: Vista de las ruinas de Serjilla | foto Heretiq en Wikimedia Commons

FUENTE RESPONSABLE: La Brújula Verde. Magazine Cultural Independiente. Por Guillermo Carvajal. 7 de febrero 2023.

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Los Parissi, el misterioso pueblo celta que habitó Britania.

Procedentes de la Galia, los parisii fueron un pueblo de origen celta que habitó a orillas del Sena desde la mitad del siglo III a.C. hasta que, tras la derrota del caudillo arverno Vercingétorix, al parecer se trasladaron a las islas británicas estableciéndose en lo que hoy es Yorkshire. Tras la marcha de los romanos de Britania, los parissi fundaron un reino que, finalmente, sería conquistado por los anglos.

Conocer el origen de algunos pueblos de la antigüedad, muchos de ellos enigmáticos o de los que existen pocas referencias históricas, representa aún hoy en día un auténtico reto para los investigadores, que deben formular hipótesis basándose principalmente, si eso es posible, en las fuentes históricas, que en ocasiones son de dudosa credibilidad. 

Es lo que ocurre, por ejemplo, con el caso de una tribu celta que se asentó al este de las islas británicas, posiblemente procedente de la Galia: los parisii o parisios.

De hecho, a orillas del Sena, en el emplazamiento de la actual París, habitó la tribu de los parisii, que se establecieron en la Galia desde la mitad del siglo III a.C. hasta la época romana. 

Las fuentes históricas indican que el actual nombre de la capital francesa deriva del de este pueblo galo, cuya capital se llamaba Lutetia Parisii. Pero, al parecer, los parisios no se quedaron en la Galia. 

Muchos historiadores creen que algunos grupos cruzaron el canal de la Mancha y ocuparon lo que hoy es Yorkshire, fundando las localidades que serían conocidas como Petuaria y Portus Felix, muy cerca de las belicosas tribus de los brigantes y los coritani. 

El territorio de los parisii estuvo situado al norte de la provincia romana de la Galia Céltica, donde hoy se ubica París.

El territorio de los parisii estuvo situado al norte de la provincia romana de la Galia Céltica, donde hoy se ubica París.Foto: Feitscherg (CC BY-SA 3.0)

EL ORIGEN INCIERTO DE LOS PARISII

Una de las primeras menciones a la tribu de los parisii se debe al geógrafo griego Ptolomeo, que los describe en su obra Geographica. 

Ptolomeo especifica que esta tribu se estableció cerca del Opportunum Sinus, cuyo significado es «buen puerto», un lugar que podría estar ubicado en lo que actualmente es la bahía de Bridlington, en el condado de York. Otros autores están de acuerdo en que los parisii podrían haberse establecido en York, pero en el cabo Spurn. También se menciona a esta tribu celta en la falsificación literaria de un manuscrito del siglo XV llamado De Situ Britanniae y atribuido a Richard de Cirencester. 

Ubicación del territorio de los parisii en la actual Yorkshire (Inglaterra), en el siglo I a.C.

Ubicación del territorio de los parisii en la actual Yorkshire (Inglaterra), en el siglo I a.C.. Foto: Quijav (CC BY-SA 4.0)

El origen del nombre parisii es incierto. El arqueólogo e historiador francés Jacques-Antoine Dulaure, que vivió entre los siglos XVIII y XIX, sugirió en su momento que esta denominación se asociaba con la diosa egipcia Isis, y para afirmarlo se basaba en el descubrimiento de una estatua de esta divinidad en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. 

En la actualidad, la mayoría de historiadores descarta esta teoría, ya que el culto a Isis fue introducido en la Galia con posterioridad a la conquista romana.

Asimismo, los historiadores tampoco consideran creíbles las hipótesis que vinculan el término parisii con el príncipe troyano Paris, el hijo del rey Príamo de Troya que se llevó a la bella Helena a su ciudad, o con los parrasianos, una tribu de origen iraní que, según el mito, habría llegado allí acompañando al héroe Heracles desde la lejana Grecia.

LOS PARISII SE DESVANECEN EN LA HISTORIA

Sea como fuere, gracias a La guerra de las Galias, obra escrita por el propio Julio César entre los años 50 o 40 a.C., sabemos que los parisii tenían su oppidum (un tipo de fortificación celta que normalmente se levanta en una colina) en Lutetia Parisiorum, la actual París. En 52 a.C., los parisii apoyaron la revuelta del caudillo arverno Vercingétorix contra el ejército de César, y tras su derrota la ciudad pasó a dominio romano, recibió el nombre de Lutetia y fue incorporada a la provincia de la Galia Lugdunense.

Gracias a Julio Cesar sabemos que los parisii tenia su oppidum en Lutetia Parisiorum.

En cuanto a los parisii que se habían instalado en Britania, en una población llamada Petuaria (el nombre se deriva del término celta petuario, que significa «cuarto»), tras la ocupación romana esta se convirtió en Petuaria Parisorum y más tarde, hacia 70 d.C., los romanos la transformaron en un fuerte. 

También se construyó una calzada que se extendía unos 161 kilómetros hasta Pons Aelius, un campamento situado en el Muro de Adriano, que acogió una población estable y sería el origen de la actual ciudad de Newcastle.

En lo que respecta a Portus Felix, también conocido como Sinus Salutaris, fue un pequeño asentamiento portuario sobre el que algunos historiadores creen que hoy en día se alza la actual ciudad de Filey, aunque otros piensan que podría hacer haber estado ubicado en realidad en las poblaciones de Sewerby o Bridlington. 

Estátero de oro acuñado por los parisii expuesto en el MET de Nueva York.. Foto: PH COM (CC BY-SA 4.0)

Finalmente, con la marcha de los romanos de Britania en el siglo V d.C., los parisii constituyeron un pequeño reino al sur del Yr Hen Ogledd, término gaélico que significa «El Viejo Norte» y que es utilizado por los investigadores para designar los diferentes reinos britanos que surgieron en el norte de Inglaterra y sur de Escocia tras la retirada romana.

Algunas fuentes mencionan a un rey llamado Coel Hen (un rey romano semilegendario del norte de Inglaterra y sur de Escocia que vivió entre los siglos IV y V d.C.), que fundó un pequeño reino llamado Deira el cual, al final, acabaría siendo conquistado por el rey anglo Aella en el año 559. 

Así, los parisii, como tantos otros pueblos, acabarían diluyéndose en las brumas del tiempo.

Imagen de portada: Vercingétorix arroja las armas a los pies de Julio César, cuadro pintado por Lionel Reyer en 1899. Museo Crozatier, Le Puy-en-Velay. Foto: PD

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por J.M. Sadurni. 3 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Historia/Celtas/Imperio Romano.

El oro saqueado de un pequeño rincón de Hispania sobre el que Roma levantó su imperio.

En el entorno de la mina de Las Médulas, en León, la explotación aurífera a cielo abierto más importante de la Antigua Roma, se produjo en noviembre el último gran hallazgo de este importante periodo de la historia.

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Hace solo dos meses, tres historiadores descubrían una gran mina de oro subterránea de origen romano en el paraje conocido como Las Ferreiruscas, cerca de Puente Domingo Flórez, en la comarca leonesa del Bierzo. 

«Esta había pasado desapercibida hasta ahora porque se encuentra bastante oculta por la vegetación», explicaba a EFE Jorge Arias, uno de los tres investigadores del Instituto de Estudios Cabreireses responsables del hallazgo tras varios años de búsqueda infructuosa.

El descubrimiento fue posible gracias a la información facilitada por un vecino, quien les comentó que por esa zona había visto una serie de oquedades, lo que constituía un indicio de actividad minera pasada. Se trata de una concentración de conglomerados con una gran sala de más de treinta metros cuadrados desde la que parten tres galerías hacia la derecha. Pero lo que nos importa de cara a este reportaje es que se encuentra a escasa distancia de la mina de oro más emblemática de la Antigua Roma: Las Médulas.

Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997, se descubrió en las inmediaciones de la localidad homónima en el siglo III a. C. A ella debió el Imperio Romano una gran parte de la riqueza que acumuló a lo largo de su historia. Su importancia fue tal que el entorno fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996, en atención a su interés arqueológico; un año después, el conjunto fue declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y, desde 2002, es Monumento Natural.

«Esta mina viene a certificar de nuevo lo que vivió el Imperio Romano en el noroeste de la Península Ibérica fue una verdadera ‘fiebre del oro’ que condicionó la estrategia sociopolítica de la Roma de entonces», aseguró Arias en noviembre, junto a los dos compañeros arqueólogos protagonistas del descubrimiento: Balbino Núñez y Miguel Merayo. El responsable de ello fue el emperador Augusto, gracias a su idea de regular el sistema monetario latino con un patrón basado en dos monedas: el aureus, de oro, y el denarius, de plata.

El Imperio, en el Bierzo

Esta decisión cambió para siempre la vida en el Bierzo y provocó que todas las miradas del Imperio Romano se posaran en el mencionado yacimiento de Las Médulas, desde que una serie de exploradores romanos dieron con esta gran concentración de oro en el siglo III a. C. Hablamos del mismo siglo en el que se produjo la famosa Batalla de Gaugamela en la que Alejandro Magno derrotó a Darío III y puso fin al poderoso Imperio Persa. Era la hora de las grandes conquistas del Imperio Romano y esta pequeña zona del Bierzo era la única zona de la Península Ibérica sin romanizar.

En sus escaramuzas con los pueblos autóctonos que habitaban la región, sobre todo los astures, los legionarios romanos se percataron de que sus víctimas llevaban multitud de collares, pendientes y todo tipo de objetos de oro. Este dato levantó las sospechas de los senadores romanos que, una vez conquistadas las montañas del Bierzo, se convencieron de la necesidad de extraer todos los tesoros que guardaban sus entrañas. Fue entonces cuando comenzó la explotación a pequeña escala.

Durante dos siglos, los romanos no abusaron de su codicia y se contentaron con extraer una pequeña cantidad. Sin embargo, en el siglo I a. C., todo cambió y comenzó la explotación intensiva de la mina, hasta convertirla en la mayor mina a cielo abierto de todo el Imperio Romano. De hecho, los desmontes mineros generados alcanzaron una vasta extensión de tres kilómetros y una profundidad superior a los 100 metros, en la que trabajaron más de 15.000 hispanos, dejándose allí la sangre, el sudor y las lágrimas para enriquecer a la nobleza de Roma hasta límites insospechados y proveer del flujo del metal necesario para fabricar millones de monedas con la efigie del Augusto que viajarían por todo el mundo.

Investigadores del Instituto de Estudios Cabreireses (IEC), en la mina descubierta en el municipio de Puente de Domingo Flórez

Investigadores del Instituto de Estudios Cabreireses (IEC), en la mina descubierta en el municipio de Puente de Domingo Flórez ICAL

«Ruina montium»

Sus primeros explotadores extrajeron el metal mediante el bateo o criba de los sedimentos que descendían de las cumbres por el cauce de los ríos. Tras muchos años se dieron cuenta de que el método era lento y poco productivo, lo que provocó que los técnicos romanos se replanteasen la forma de trabajar la mina. Fue entonces cuando en Las Médulas se desarrolló una de las obras de ingeniería más impresionantes de la Antigua Roma, conocida como «ruina montium».

Este nuevo método de extraer oro consistía en captar agua de las zonas más altas de las montañas mediante canales construidos desde una altitud de 2000 metros y que podían tener cien kilómetros de distancia. Uno de los mejores ejemplos fue lo que se erigió en la falda del monte Teleno, por el que descendía el agua hasta almacenarse en depósitos excavados en tierra. Allí permanecía hasta su posterior utilización. Se trataba de un sistema hidráulico sorprendente por la ingente cantidad de agua que conseguía, su longitud y la compleja ramificación de los canales construidos.

Las Médulas se convirtió en un rincón tan importante para el Imperio, que la Legio VII Gemina, encargada de la seguridad en la zona, dejó de ser un ejército de ocupación para convertirse en una tropa permanente que se encargaba casi exclusivamente de la explotación de la mina. Una prueba de ello es que la referencia escrita más antigua que se conoce de esta mina es de nada menos que Plinio el Viejo, considerado uno de los primeros historiadores de la Antigüedad.

Cueva de Orellán en las Médulas, León

Cueva de Orellán en las Médulas, León

Plinio el Viejo

Tras combatir en la conquista de Germania, el historiador desempeñó el cargo de Procurator en Hispania entre el 70 y 72 d. C., un tiempo en el que tuvo que desplazarse a la región del Bierzo y enviar un informe a Roma sobre la eficiencia de Las Médulas. El cronista quedó perplejo cuando contempló la inmensidad del yacimiento:

«Lo que sucede en Las Médulas supera el trabajo de los gigantes. Las montañas son agujereadas a lo largo de una gran extensión mediante pasillos y galerías hechos a la luz de las lámparas, cuya duración sirve para medir los turnos de faena. 

Durante meses, los mineros no pueden ver el sol y muchos de ellos mueren dentro de los pasadizos. Las grietas que se esculpen en las entrañas de la piedra son tan peligrosas que resulta más fácil buscar púrpura o perlas en el fondo del mar que abrir cicatrices en la roca. ¡Tan peligrosa hemos hecho a la tierra!».

Plinio destacaba también en sus escritos la dureza del trabajo en la roca para realizar las galerías «por culpa de una tierra mezclada con arcilla y guijarro casi inexpugnable, que se resiste a los pesados mazos de plomo, las cuñas de hierro y a la avidez de oro de los hombres». Cuando se terminaban los pasadizos, el agua entraba a toda velocidad en los agujeros realizados en la roca, invadiendo las entrañas de la montaña y rompiendo sus cimientos debido a la presión.

900 toneladas

El historiador se estremecía al ver la mole haciéndose añicos: «La montaña se derrumba por sí misma a lo lejos, con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana. Los mineros victoriosos contemplan cómo el cincel romano modela la naturaleza y le otorga formas imposibles. Pero los ingenieros aún no saben si han conseguido el oro, ni intuyen si existe en esa parte de la cumbre». Para luego percatarse de que el torrente de agua que se introducía en los pasillos excavados arrastraba el oro por un cauce donde era cribado por medio del bateo. «El metal que se obtiene no necesita de su fundición, sino que es oro puro al instante», añadía.

Todo lo que se extraía de la excavación viajaba a Roma, donde se acuñaba el metal y se grababa la cara de Augusto; y de ahí, a todo el Imperio. Misteriosamente, Las Médulas dejó de explotarse cuando más oro se extraía de ella. Se abandonó sin explicación alguna en el siglo III d. C. para dar paso a un medio de flora y fauna autóctono, donde hoy predominan robles, encinas, escobas, carrascas y carqueixas, así como jabalíes, corzos y gatos monteses.

Se estimó que al final de su vida, se extrajeron 900 toneladas de oro de esta mina.

Imagen de portada: Ilustración sobre la explotación de las minas en la Antigua Roma. Maribel Bofill.

FUENTE RESPONSABLE: ABC Historia. Por Israel Viana. 31 de enero 2023.

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La Vía Apia desvela parte de sus misterios con increíbles hallazgos.

La calzada más importante de Roma.

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La excavación arqueológica Appia Regina Viarium es un ambicioso proyecto desarrollado por la Superintendencia Especial de Roma, cuyo objetivo es nada más y nada menos que descubrir el punto de origen de la famosa Vía Apia, la gran vía romana que unía la capital del Imperio con la ciudad de Bríndisi, el puerto más importante de Roma. Sin embargo, los arqueólogos han visto frustrados sus esfuerzos debido a que un fuerte torrente de agua procedente del subsuelo ha inundado la zanja donde estaban excavando, a seis metros de profundidad, lo que ha obligado a detener los trabajos por el momento.

La Vía Apia, conocida tradicionalmente como regina viarum (la reina de las calzadas), empezó a construirse a finales del siglo IV a.C. a instancias del senador romano Apio Claudio el Ciego, del cual recibe su nombre. Según algunos registros históricos, el trazado inicial de esta vía podría encontrarse a unos ocho metros de profundidad, cerca del Circo Máximo y de las Termas de Caracalla. De hecho, es aquí, en las inmediaciones de estos imponentes ba��os, donde los arqueólogos se encontraban excavando.

La Vía Apia fue una de las calzadas más importantes de la antigua Roma. Foto: iStock

LOS SECRETOS DE LA VÍA APIA

Tras la irrupción del torrente de agua en la zanja de excavación, Riccardo Santangeli Valenzani, profesor de la Universidad de Roma III y uno de los directores del proyecto, ha explicado que en un principio han podido seguir excavando gracias a la instalación de varias bombas que ayudaron a achicar el agua, pero que, finalmente, y a pesar de todos los esfuerzos, ha sido imposible continuar con la excavación.

Los arqueólogos tuvieron que parar las excavaciones a causa de la irrupción de un fuerte torrente de agua procedente del subsuelo.

Vista aérea de las excavaciones llevadas a cabo en la Vía Apia de Roma.Foto: Ministerio de Cultura de Italia

«Aunque la complejidad del trabajo provocada por el gran flujo de agua no ha permitido a los arqueólogos alcanzar el estrato donde se encontraría la calzada de la Vía Apia, los hallazgos que sí han podido llevarse a cabo dan testimonio de la actividad de esta zona más allá de la época del Imperio romano«, ha declarado  respecto a los resultados de los trabajos la superintendente de Roma, Daniela Porro.

UN TESORO ESCONDIDO

Y es que, tal como manifiesta Daniela Porro, los esfuerzos de los arqueólogos no han sido en vano. De hecho, durante los trabajos se han hallado vestigios que podrían desvelar cómo fue la vida en la ciudad entre los siglos II y XVIII. Entre los numerosos elementos descubiertos destacan un busto imperial, monedas de bronce, un anillo de bronce del siglo IV, fragmentos de vidrio y cerámicas, algunas de ellas decoradas, así como los restos de un ánfora, una columna con una inscripción, juegos de mesa o algunas teselas de mosaicos.

Se han hallado vestigios que podrían desvelar cómo fue la vida en la ciudad entre los siglos II y XVIII.

Busto imperial romano descubierto durante las excavaciones y datado entre los siglos I y II d.C.Foto: Ministerio de Cultura Italia

Todos los objetos se han localizado en el interior de edificios comerciales y residenciales que abarcan distintos períodos: el más antiguo es de época del emperador Adriano, a principios del siglo II, mientras que los más recientes datan de la Edad Moderna. Según los arqueólogos, una de las piezas más interesantes es el busto imperial. «Es del siglo I d.C., pero se puede ver que el cabello se talló de nuevo en el siglo IV o V para adaptarlo a los estilos de peinado del momento», cuenta Giorgio Rascalia, uno de los miembros del equipo arqueológico. 

Conjunto de monedas de bronce localizadas durante los trabajos de excavación.Foto: Ministerio de Cultura de Italia

En cuanto a las monedas, una de ellas es una pieza singular. Se trata de una moneda acuñada por un papa y data aproximadamente del año 700. Según Santangeli, «la cara representa a un emperador bizantino de la época en la que Bizancio aún gobernaba Roma, pero fue acuñada aquí por un pontífice y es una de las primeras monedas papales». 

Los investigadores también han destacado la presencia de un grupo de monedas de bronce, de un tamaño muy reducido, que fueron acuñadas tras la caída del Imperio romano y cuya presencia atestigua la escasez de metales en ese período de la historia romana. Finalmente, las excavaciones han desvelado la existencia de un camino de los siglos X y XI, lo que pondría de manifiesto que durante la Edad Media el trazado de la Vía Apia siguió en funcionamiento. 

Imagen de portada: Arqueólogos durante los trabajos de excavación de la Vía Apia, con las Termas de Caracalla al fondo..Foto: Ministerio de Cultura de Italia

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por J.M. Sadurni. 27 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antigua Roma/Arqueología/Imperio Romano/ Actualidad

Las calzadas romanas sentaron las bases de la prosperidad actual, según un estudio.

Aunque han pasado más de 2.000 años desde que se establecieron las antiguas redes de carreteras romanas, existen claras conexiones entre los trazados de las vías y la prosperidad actual. En un estudio sobre economía, los investigadores analizan la importancia de la red de carreteras romanas en el mantenimiento o pérdida de riqueza a lo largo de los siglos.

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Las redes de carreteras romanas eran construcciones impresionantes, que en su punto álgido incluían 80.000 kilómetros de calzada. Se construyeron no principalmente por razones económicas, sino para transportar tropas a diferentes partes del imperio. Se prestó poca atención a las redes de carreteras más antiguas o a las aldeas y comunidades que se encontraban a lo largo de ellas. Sin embargo, las calzadas romanas pronto empezaron a utilizarse para el comercio y el transporte, convirtiéndose en enlaces entre las ciudades con mercados emergentes e importantes para el desarrollo económico.

En el presente estudio, los investigadores investigan la importancia de las antiguas calzadas romanas como canales de transferencia de riqueza, para entender mejor por qué los lugares que prosperaron hace 2.000 años tienden a tener una mayor prosperidad económica incluso en la actualidad.

Calzadas romanas en tiempos de Adriano | foto Rowanwindwhistler en Wikimedia Commons

Contribuyeron a la concentración de las ciudades

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores superpusieron mapas de la red de carreteras del Imperio Romano sobre imágenes modernas de satélite que mostraban la intensidad de la luz por la noche, una forma de aproximarse a la actividad económica de una zona geográfica. A continuación, dividieron el mapa en una cuadrícula de malla fina, y en cada casilla midieron la presencia de las calzadas romanas y la compararon con las infraestructuras, la densidad de población y la actividad económica actuales.

Dado que han pasado muchas cosas desde entonces, muchas deberían haberse adaptado a las circunstancias modernas. Pero llama la atención que nuestro principal resultado sea que las calzadas romanas han contribuido a la concentración de las ciudades y la actividad económica a lo largo de ellas, aunque hayan desaparecido y estén cubiertas por nuevas vías, afirma Ola Olsson, profesor de economía de la Escuela de Negocios, Economía y Derecho de la Universidad de Gotemburgo, y uno de los autores del estudio.

Una cuestión importante del estudio se refiere a la causa y el efecto, es decir, si los romanos construyeron las carreteras en zonas con una fuerte actividad económica o si fueron las carreteras las que dieron lugar al crecimiento económico.

La llegada de César, cuadro de Ettore Forti | foto dominio público en Wikimedia Commons

Ese es el gran reto en todo este campo de investigación. Lo que hace que este estudio sea más interesante es que las propias calzadas han desaparecido y que el caos en Europa Occidental tras la caída del Imperio Romano habría sido una oportunidad para reorientar las estructuras económicas. A pesar de ello, el patrón urbano se mantuvo, afirma Ola Olsson.

Peor desarrollo en las zonas orientales

Otro factor que respalda las conclusiones del estudio es lo ocurrido en las partes orientales del Imperio Romano, en el norte de África y Oriente Medio, donde el transporte sobre ruedas se abandonó básicamente en los siglos IV a VI para ser sustituido por caravanas de camellos. Las calzadas de la región se utilizaron cada vez menos y se dejó que se deterioraran. Así, a diferencia de las zonas occidentales del imperio, no se construyeron nuevas carreteras sobre las antiguas.

Un tramo de la vía consular de la Galia | foto Rosario Lepore en Wikimedia Commons

Las calzadas se volvieron irrelevantes y, por tanto, no vemos en absoluto la misma continuidad en la prosperidad. Se puede decir que la zona se vio afectada por lo que se denomina una “inversión de la fortuna”: países que al principio desarrollaron la civilización, como Irak, Irán y Turquía, son hoy autocráticos y tienen un desarrollo económico significativamente peor que los países que entonces estaban en la periferia económica, dice Ola Olsson.

El hecho de que las inversiones en infraestructuras puedan tener importantes consecuencias económicas tanto décadas como siglos después de haberse realizado es significativo para entender por qué algunas regiones están más desarrolladas que otras, dice Ola Olsson, pero los resultados también pueden ser importantes como antecedente para las decisiones políticas actuales sobre infraestructuras.

En Suecia, por ejemplo, estamos hablando de la posible construcción de nuevas líneas troncales de ferrocarril. Las primeras, a partir del siglo XIX, adquirieron una enorme importancia para la actividad económica de Suecia. Se discuten nuevos tramos para el ferrocarril, y si se construyen cabe esperar que algunas comunidades reciban un gran impulso económico.


Fuentes: Swedish Research Council | Carl-Johan Dalgaard et al., Roman roads to prosperity: Persistence and non-persistence of public infrastructure, Journal of Comparative Economics (2022). DOI: 10.1016/j.jce.2022.05.003

Imagen de portada: La Vía Apia a su paso por la antigua Minturno | foto AlMare en Wikimedia Commons

FUENTE RESPONSABLE: La Brújula Verde. Magazine Cultural Independiente. Por Guillermo Carvajal. 16 de noviembre 2022.

Sociedad y Cultura/Imperio Romano/Historia

Desentierran un impresionante templo romano debajo de una iglesia en Croacia.

Debajo de una iglesia del siglo XVIII Croacia, se encontraron los cimientos de un antiguo templo romano desconocido.

Sucedió en la municipalidad de Danilo, al sur de Croacia. Un equipo de arqueólogos encontró, enterrada debajo de una iglesia dedicada a San Daniel, los cimientos de un lujoso templo romano. Aunque se suponía que esa estructura tendría que estar en algún lugar, los investigadores croatas no habían dado con ella. Hasta ahora.

Con aproximadamente 200 metros cuadrados de superficie, se sabe que el edificio contaba con paredes macizas y un amplio marco en la puerta. Los investigadores a cargo del estudio dimensionaron el espacio a partir de tecnología de georadar, utilizada originalmente para analizar las condiciones de la iglesia de San Daniel. Esto fue lo que encontraron.

Desenterrando los restos de Ridit

Anteriormente, los arqueólogos habían desenterrado restos de decoraciones y elementos arquitectónicos del antiguo templo romano en Croacia. Sin embargo, su ubicación exacta era todavía desconocida. Utilizando las imágenes del georadar, sin embargo, encontraron la entrada original y una serie de columnatas.

No es la primera vez que en Danilo se encuentran ruinas de esta magnitud. Por el contrario, las autoridades consideran a la localidad como un sitio arqueológico en sí misma, ya que se han encontrado complejos enteros de lujosas fincas. Esto es así porque, en la antigüedad, ahí se erigió la ciudad romana de Ridit, documenta Science in Poland.

Fabian Welc, usando la tecnología de georadar para rastrear el sitio de Ridit. | Crédito: A. Konestre

Fabian Welc, del Instituto de Arqueología de la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński en Varsovia, dijo al medio que el templo romano posiblemente fue parte de un foro. Lo más probable es que se hubiera construido al centro de Ridit, entre juzgados y otros edificios cívicos. Por ello, los arqueólogos no se sorprendieron de encontrar un edificio contiguo, con «un patio central y un pórtico con numerosas habitaciones», explican en un comunicado.

Con la tecnología LIDAR, el equipo de investigación rastreó los restos de un antiguo cementerio, adyacente al templo. Según la datación preliminar, se utilizó durante los siglos IX y XV. Algunas de las tumbas exhumadas ahí cuentan con reliquias de baños romanos, a pesar de haberse enterrado en la Edad Media.

Imagen de portada: ALGUNOS DE LOS CIMIENTOS DEL ANTIGUO TEMPLO ROMANO ENCONTRADO EN CROACIA. | CRÉDITO: F. WELC

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 2 de noviembre 2022.

Sociedad y Cultura/Arqueología/Nuevo descubrimiento/Historia/Imperio Romano.

 

La muralla romana, mejor conservada del mundo.

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Los más de 2.000 años que atesoran sus defensas parecen no ser nada cuando el viajero mira cara a cara a las murallas de Lugo. Ahí siguen, con su presencia de siempre, abrazando el casco histórico de una ciudad que nunca rehusó de este prodigio arquitectónico. Es más, durante estos dos milenios ha sido el principal rasgo urbanístico de una urbe que hasta le dedica grafitis premiados internacionalmente. Esta convivencia a lo largo de la historia se refleja en un dato: 71 de las 85 torres son las originales, mientras que las diez puertas que las cruzan siguen siendo las mismas que veían cruzar a los soldados y ciudadanos del Imperio.

Fundado en el año 13 a. C., Lugo tuvo un papel fundamental en la conquista del noroeste peninsular, de ahí que esta plaza se defendiera con un baluarte que, en su totalidad, mide 2.117 metros de circunferencia y 4,2 de grosor, llegando a alcanzar una altura de 12 metros en su parte más alta. Cuenta la leyenda que estos muros se levantaron para proteger un bosque sagrado que, por mucho que se otean desde su adarve, nunca se ha encontrado. Sea como fuere, esta joya romana no es solo una de las más destacadas de España, también de todo el mundo. No en vano, es patrimonio de la humanidad desde el año 2000.

Imagen de portada: 

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Javier Zori del Amo. Director Digital de Viajes National Geographic. 11 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Imperio Romando/Lugo; España/Muralla.

Análisis revelan que los mosaicos romanos del suelo de una villa de la antigua Halicarnaso están hechos con vidrio reciclado.

 

Se han excavado varios suelos de mosaico decorativos en una villa de lujo situada en la actual Bodrum (antigua Halicarnaso), que en su día tenía vistas al mar Mediterráneo. Nuevos análisis químicos revelan que en la colocación de los suelos de mosaico se utilizó vidrio reciclado.

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Aunque esta villa de lujo de 1.700 años de antigüedad fue excavada y examinada tanto en 1856 como en la década de 1990, todavía tiene sorpresas que revelar.

Un equipo internacional de investigación ha descubierto ahora nuevos secretos, con el profesor Kaare Lund Rasmussen a la cabeza de los llamados análisis arqueométricos: el uso de análisis químicos para determinar de qué elementos estaba hecho un objeto, cómo ha sido procesado, etc.

Situación y plano de la villa | dibujo I. Bjerg Poulsen / University of Southern Denmark.

Otros miembros del equipo son Thomas Delbey, de la Universidad de Cranfield (Inglaterra), y los arqueólogos clásicos Birte Poulsen y Poul Pedersen, de la Universidad de Aarhus y la Universidad del Sur de Dinamarca. El trabajo del equipo se publica en la revista Heritage Science, e incluye el análisis arqueométrico de 19 teselas de mosaico de aproximadamente 1.600 años de antigüedad.

Una de las siete maravillas del mundo

Las teselas proceden de la excavación de una villa de la antigüedad tardía, situada en Halicarnaso (hoy Bodrum, en Anatolia, Turquía). Halicarnaso era famosa por el Mausoleo, la gigantesca y fastuosa tumba del rey Mausolo, considerada una de las siete maravillas del mundo.

La villa estaba distribuida en torno a dos patios y las numerosas habitaciones estaban adornadas con suelos de mosaico. Además de los motivos geométricos, también había motivos de diversas figuras mitológicas y escenas tomadas de la mitología griega; por ejemplo, la princesa Europa raptada por el dios Zeus en forma de toro y Afrodita en el mar con su concha.

También se representan motivos de las historias del autor romano Virgilio, mucho más joven. Las inscripciones en el suelo han revelado que el propietario se llamaba Charidemos y que la villa se construyó a mediados del siglo V.

b) el suelo de la sala F; c) el suelo de la sala O; d) personificación del otoño en la sala F; e) personificación del verano en la sala F | fotos J. Isager / University of Southern Denmark.

Un lujo costoso

Los suelos de mosaico eran un lujo costoso: había que transportar materias primas caras como el mármol blanco, verde, negro y de otros colores desde canteras lejanas. También había que importar otros materiales de piedra, cerámica y vidrio.

Recibí 19 teselas de mosaico para analizarlas en mi laboratorio de Dinamarca. De ellas, siete eran de vidrio de diferentes colores: morado, amarillo, rojo y rojo intenso. Mi conclusión es que seis de ellas son probablemente de vidrio reciclado, dice Kaare Lund Rasmussen.

Esta conclusión se basa en un análisis químico denominado espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente. Con ella, el equipo de investigación ha determinado las concentraciones de nada menos que 27 elementos, algunos de ellos hasta una concentración de milmillonésimas de gramo.

Las teselas de mosaico investigadas | foto University of Southern Denmark.

El ocaso del Imperio Romano

Pudimos distinguir entre el vidrio base de Egipto y el de Oriente Medio y, además, pudimos determinar qué elementos añadían los antiguos artesanos para colorear los vasos y hacerlos opacos, lo que se prefería en la época, dice.

Por supuesto, es difícil extrapolar a partir de sólo siete teselas de mosaico de vidrio, pero los nuevos resultados encajan muy bien con la imagen de Anatolia en la antigüedad tardía. A medida que el poder del Imperio Romano disminuía, las rutas comerciales se cerraban o se desviaban, lo que probablemente provocó una escasez de bienes en muchos lugares, incluidas las materias primas para la producción de vidrio en Anatolia.

Esto, junto con las historias representadas en los suelos, permite a los arqueólogos clásicos elaborar una imagen más detallada de lo que estaba de moda a finales de la Antigüedad y de las posibilidades de despliegue artístico.


Fuentes: Universidad del Sur de Dinamarca | Rasmussen, K.L., Delbey, T., Jørgensen, B. et al. Materials and technology of mosaics from the House of Charidemos at Halikarnassos (Bodrum, Turkey). Herit Sci 10, 62 (2022). 

doi.org/10.1186/s40494-022-00697-3

Imagen de portada:Vista de la excavación de la villa en Halicarnaso | foto J. Isager / University of Southern Denmark

FUENTE RESPONSABLE: La Brújula Verde. Magazine Cultural Independiente. Por Guillermo Carvajal. 26 de julio 2022

Anatolia/Antigua Roma/Halicarnaso/Imperio Romano/Mosaicos/ Turquía